
El debut cinematográfico de Christian Swegal, Sovereign, no llega con un mensaje político, sino como un crudo reflejo cinematográfico del corazón de Estados Unidos. Sin mencionar jamás a Donald Trump, la película pinta un retrato desgarrador de la podredumbre psicológica y económica que fertilizó el auge de la política reaccionaria en la América rural.
Nick Offerman ofrece una interpretación que define su carrera como Jerry Kane, un techador en bancarrota que se autoproclama profeta del movimiento de la ciudadanía soberana. Predicando lagunas legales conspirativas a multitudes desesperadas en salas de bingo y salas de conferencias de moteles, Jerry convierte los avisos de ejecución hipotecaria en injusticias bíblicas y las identificaciones oficiales en cadenas de identidad falsa. Pero Sovereign no trata sobre ideologías marginales, sino sobre el anhelo humano de control en un sistema que parece manipulado.
Jacob Tremblay interpreta a Joe, el hijo y compañero reticente de Jerry, cuyo silencioso despertar de la lealtad ciega fundamenta la película emocionalmente. A medida que Joe comienza a cuestionar la percepción de la realidad de su padre, presenciamos el impacto personal del extremismo ideológico: aislamiento, paranoia y, finalmente, violencia.
La dirección contenida de Swegal y la presencia inquietante de Dennis Quaid como jefe de policía de un pequeño pueblo conducen hacia un clímax impactante. Sovereign no solo es oportuna, sino atemporal. Se atreve a explicar el desmoronamiento político de Estados Unidos no a través de la crítica, sino a través de la cruda desesperación de las personas que quedaron atrás.
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Crédito de la foto: DFree / Shutterstock.com